1ª Corintios 10:13 “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel, y no dejará que seáis tentados más de lo que podéis resistir, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que podáis soportarla”.
A lo largo de este capítulo Pablo advierte acerca de la idolatría, las tentaciones y las caídas recordando la historia del pueblo de Israel durante su peregrinación por el desierto. Los israelitas a pesar de disfrutar de la gracia, la misericordia y la fidelidad de Dios, en muchas ocasiones le dieron la espalda al Señor e incluso terminaron adorando a un becerro de oro. Pablo nos recuerda que Dios es fiel en todo momento y que Él jamás dejará o permitirá que sus hijos sean tentados por encima de lo que cada uno de nosotros podemos llegar a soportar.
Dios nos muestra siempre su fidelidad proveyendo una salida para cada una de las tentaciones que se presentarán a lo largo de nuestras vidas. Dios es absolutamente soberano en todas nuestras pruebas y aflicciones, pero también en todas las tentaciones que experimentan nuestras almas. Finalmente, cuando un cristiano cede ante la tentación y termina pecando tiene que reconocer que la caída ha sido en su propia responsabilidad. Dios nunca es culpable de nuestros pecados ya que cada uno de nosotros pecamos voluntariamente.
En este mismo capitulo Pablo nos advierte a no confiar en nosotros mismos. Precisamente en el momento que nos sentimos fuertes y no contamos con el Señor es cuando caemos ante las tentaciones. Si deseamos superar todas las tentaciones que el mundo y el diablo nos presentarán debemos depender de Dios y llenarnos cada día del Espíritu Santo. Que bendición saber que contando con la ayuda del Señor y cumpliendo con nuestra responsabilidad podremos resistir al diablo, permanecer firme ante las tentaciones y vivir en santidad.