1ª Juan 2:3

Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 1ª Juan 2:3

Las epístolas de Juan han sido llamadas por muchos teólogos «el termómetro del cristiano». Estás cartas nos revelan si realmente somos o no hijos de Dios. A la luz de su contenido podemos analizar cómo están de consagradas nuestras vidas. Se nos ofrecen muchas marcas y evidencias que nos permiten medir el nivel de nuestra espiritualidad.

Este versículo nos muestra muy claramente que aquellos que se dicen ser Hijos de Dios deben demostrarlo “guardando, obedeciendo y amando” los mandamientos del Señor. Tenemos que ser muy sinceros con nosotros mismos y ver si en nuestro corazón se encuentra el deseo de cumplir con la voluntad de nuestro Padre.

Un cristiano no es perfecto, pero anhela, desea y busca la perfección. El cristiano no es indiferente ante la exhortación, no disfruta, ni práctica el pecado, al contrario, cuando cae se levanta arrepentido con lágrimas en sus ojos porque sabe que le ha fallado a su Dios.

El cristiano ora, estudia la Biblia y asiste a la iglesia porque desea conocer la voluntad de Dios para con su vida. El cristiano al igual que Cristo siempre quiere hacer la voluntad del Padre. El cristiano sabe que está en el mundo pero que no pertenece a este mundo, se siente como un extranjero y peregrino, lucha a contracorriente contra las tentaciones y se esfuerza en el progreso de la santificación.

Antes de terminar este pensamiento permíteme hacerte una pregunta muy clara y radical ¿Te ves identificado con todo lo que he escrito en los párrafos anteriores? Si tú respuesta es SI entonces eres un verdadero Hijo de Dios, pero si por el contrario tu respuesta es NO quizás seas una persona que pertenece a la conocida religión evangélica.

Este asunto es más importante de lo que pensamos, asegúrate antes de salir a la calle de ser un verdadero discípulo de Cristo. El cristianismo consiste en «negarnos a nosotros mismos y tomar nuestra cruz cada día». Si verdaderamente crees en el Señor: ama y cumple con sus mandamientos.