1º Crónicas 3:9

1º Crónicas 3:9 “Todos estos fueron los hijos de David, sin los hijos de las concubinas”.

Cuando el pecado entró en el mundo y en el interior de los seres humanos, no solo afectó a nuestra relación personal con Dios, también dañó la relación con nuestros semejantes. Desde que el hombre y la mujer fueron expulsados de la presencia de Dios sufrimos discusiones, conflictos, divisiones, pleitos e incluso guerras. Lamentablemente, las relaciones personales son un verdadero caos y todo esto afecta también a las familias. La familia del rey David fue una locura, el plan de Dios desde el principio era que el hombre se uniera para siempre con su mujer y juntos crearan una familia pero, debido al pecado, la gran mayoría de las familias están desestructuradas.

David tuvo una gran cantidad de hijos no solo con varias de sus mujeres sino también con sus concubinas. Todo esto produjo mucho sufrimiento y serias consecuencias para su vida y su reinado. Está claro y es muy evidente que cada vez que nos salimos de los parámetros que Dios ha establecido para nuestro bien las cosas terminan francamente mal. En el terreno de la obediencia a su voluntad siempre encontramos la armonía, la paz y la felicidad.

Si aun estás a tiempo de formar una familia te animo a que puedas construirla sobre los fundamentos que te ofrece la palabra de Dios. Si por el contrario ya tienes una familia trata de cuidarla a través de los sabios consejos que podrás encontrar a través de las Escrituras. Quizás estas experimentando el sufrimiento de tener una familia desestructurada, pero recuerda que el Señor puede ayudarte en medio de todas las situaciones. Por último, no olvides que necesitamos a Dios y la llenura de su Espíritu Santo para tener relaciones saludables con otras personas.