1º Samuel 1:10

1º Samuel 1:10 “ella con amargura de alma oró al Señor, y lloró abundantemente”.

Ana era una mujer estéril que no podía tener hijos. Ella veía cómo los meses y los años pasaban y la vida no conquistaba su vientre. Esta situación la introdujo en el terreno de la amargura y la depresión. En ocasiones cuando deseamos cosas con todas nuestras fuerzas y no las recibimos nuestra alma se abate y nos entristecemos. No está mal desear cosas, el problema lo tenemos cuando lo que deseamos lo convertimos en un ídolo o cuando ponemos nuestra felicidad o identidad en tener una pareja, formar una familia, conseguir una casa…etc.

Lo que todos debemos hacer es imitar la actitud de Ana ya que ella en medio de esta situación lo que hizo fue derramarse ante la presencia del Señor. Tenemos que correr hacia Dios para orar, llorar y desahogarnos ante nuestro padre celestial. El Señor nos conoce mejor que nosotros mismos y él sabe perfectamente cuándo nos tiene que dar y cuándo no. Debemos confiar plenamente en su perfecta soberanía.

Quizás ahora mismo le estás pidiendo al Señor que te ayude en tu economía, que sane tu enfermedad, que ponga alguien en tu camino para no sentirte solo o que te regale un hijo al que abrazar. Ora al Señor con sinceridad, pero descansa siempre en su buena, agradable y perfecta voluntad. A veces Dios nos da lo que pedimos y otras no, pero lo más importante no es que Dios nos de un hijo lo más importante es recordar que Él ya nos ha entregado a su Hijo.

Recuerda: CRISTO + NADA=TODO