1º Samuel 9:16

1º Samuel 9:16 “Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí”.

Dios accedió a la insistencia que tuvo el pueblo de Israel de tener un rey como las otras naciones paganas. La única condición que puso, fue que él mismo sería el encargado de elegir al rey por medio de Samuel, su profeta. El Señor que lo observa y conoce todo vio como su pueblo estaba siendo nuevamente afligido por los filisteos. Por ese motivo, tuvo misericordia y eligió a Saúl como rey para luchar contra sus enemigos.

A lo largo de la historia de la redención podemos ver claramente cómo Dios ha elegido a diferentes personas para que ejerzan la función y la responsabilidad de ser reyes, profetas o sacerdotes. Este triple oficio apuntaba al último gran hombre que vendría para gobernar, guiar e interceder al pueblo de Dios. Ese hombre humano y divino fue Jesucristo.

Cristo es TODO y suficiente para nuestras vidas. Él es ahora nuestro Rey y Señor. Jesús es el profeta que vino para mostrarnos toda la voluntad del Padre y Él es el último gran sumo sacerdote. Jesús intercedió por nosotros en la cruz del calvario y por medio de su sacrificio abrió el camino para que podamos correr y acceder al trono de la gracia. Pero aquí no termina todo, además ahora todos aquellos que estamos EN Cristo también somos reyes, profetas y sacerdotes de Dios.