2ª Corintios 11:27

2ª Corintios 11:27 “He pasado por muchos trabajos y fatigas, he pasado muchas noches sin dormir, he padecido hambre y sed; muchas veces me he quedado sin comer, he sufrido frío y desnudez”.
 
La iglesia de Corinto estaba siendo influenciada por falsos profetas, maestros y por un grupo de súper apóstoles los cuales con mucha sutileza estaban sembrando mentiras en las mentes de los cristianos. Este grupo tergiversaban las Escrituras, presentaban un evangelio falso y trataban de desacreditar el ministerio de Pablo. En sus corazones solo estaba el deseo de obtener popularidad, la gloria de los hombres y algo de dinero para sus bolsillos. Para tratar de mostrar la diferencia que existía entre los falsos ministerios y aquellos que llevaban el sello de Cristo, Pablo les recordó a todos las debilidades y aflicciones que estaba experimentando por predicar con fidelidad el evangelio.
 
Han pasado miles de años, pero lamentablemente dentro del cristianismo sucede exactamente lo mismo. Son muchos los falsos ministerios que tratan de usar el nombre de Cristo para sus propios beneficios personales. Que peligroso es usar el nombre de Jesús para promocionar nuestros nombres, que peligroso es usar la belleza del evangelio para tratar de conseguir billetes en la cuenta corriente, que peligroso es usar las Escrituras para tratar de agradar a las personas enseñando cosas que realmente Dios no dice en su Palabra.
 
Recuerda que en los últimos tiempos la Biblia dice que se levantaran muchos falsos maestros. Por ese motivo, nuestra responsabilidad como creyentes es conocer bien la verdad de Dios para que podamos discernir la mentira del diablo. También necesitamos analizar y juzgar la actitud de los ministerios para que el Espíritu Santo nos revele quienes son los verdaderos siervos de Jesucristo y quienes son los falsos ministros. Recordemos que las marcas de un siervo de Cristo son la humildad, la fidelidad a las Escrituras y la pasión por el evangelio y el nombre de Jesús. Los verdaderos siervos son aquellos que no buscan agradar a los hombres, sino que buscan agradar solo a Dios.