2ª Corintios 5:21

2ª Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que en él nosotros seamos hechos justicia de Dios”.
 
El final del capítulo cinco de corintios nos ofrece perlas realmente valiosas. El apóstol Pablo nos recuerda la nueva identidad que tenemos en Cristo, el privilegio que se nos ha dado de poder reconciliar a este mundo con Dios por medio del mensaje del evangelio y el misterio de lo que sucedió en la cruz del calvario. Dios entregó a su amado hijo Jesucristo para perdonar todos los pecados de un pueblo elegido al que decidió salvar por gracia.
 
Aquellos que hemos confesado a través de la fe, a Jesucristo como nuestro único y suficiente Señor y Salvador estamos completamente unidos a él. Ahora tenemos una nueva identidad, lo viejo ha pasado y el Dios Padre nos ve exactamente iguales que a Su Hijo unigénito. Todo esto es gracias a la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Nosotros somos declarados inocentes por medio de los méritos de Cristo. Dios ha cargado nuestros pecados pasados, presentes y futuros sobre Su Hijo perfecto. Aquel que en toda la eternidad jamás pecó, ni nunca experimentó el pecado, de repente, en un instante sintió el pecado de toda la humanidad.
 
En la cruz el Dios Padre trató a su hijo como si hubiera llevado tu vida, para tratarte a ti como si tu hubieras llevado la suya. Esta frase resume la increíble doctrina de la justificación, este es el glorioso mensaje del evangelio que debemos disfrutar, valorar, pero sobre todo compartir con los pecadores. Como dijo Martín Lutero, necesitamos predicarnos todos los días el evangelio porque todos los días lo olvidamos. Estas son las verdades sobre las que debemos de meditar para que nuestras almas vivan con gozo, paz y esperanza.