2º Reyes 11:17 “Entonces Joiada hizo un pacto entre el Señor, el rey y el pueblo, que serían el pueblo del Señor”.
A lo largo de todas las Escrituras podemos ver cómo Dios realiza diversos pactos con su pueblo y con el ser humano. Dios es inmutable, por ese motivo podemos estar seguros que todo lo que dice lo cumple, porque sus pactos están fundamentados sobre Él mismo, no dependen de la respuesta de los demás. Los pactos de Dios son completamente incondicionales al igual que su amor, su misericordia y fidelidad.
Por el contrario, nosotros los seres humanos lamentablemente somos falibles, nos equivocamos, mentimos y muchas veces incluso prometemos, pero con el paso del tiempo siempre fallamos. Tras nuestras palabras tenemos un buen deseo e interés, pero debido a nuestra debilidad en ocasiones no cumplimos lo que hemos prometido. Por eso es bueno que constantemente estemos renovando nuestras promesas y nuestros pactos tanto con las personas como con el Señor.
Joida hizo un pacto para ser el pueblo de Dios. Él deseaba que todo el mundo fuese consciente de la implicación y de la seriedad que tenía ese pacto. Nosotros tampoco debemos olvidar que cuando entregamos nuestras vidas al Señor también hicimos un pacto de vivir para Cristo y morir para el mundo.
Guarda en tu corazón tu pacto hacia Dios y trata por todos los medios de ser fiel a tus palabras y promesas.