2º Reyes 5:14 “Descendió entonces Naamán y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios, y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio”
La historia de Naamán es realmente increíble. Este hombre era un temible y poderoso general sirio, debido a todas sus hazañas contaba con una gran fama y reputación. Podríamos pensar que su vida iba sobre ruedas y que el viento soplaba a su favor, pero a pesar de tenerlo todo, estaba sufriendo porque tenía lepra en su cuerpo. Finalmente le aconsejaron que fuese a buscar al profeta Eliseo para que clamará a Dios por su sanidad.
Son muchos los detalles que tiene esta historia, pero de las cosas que más me llaman la atención fue la manera como Dios lo sanó. Lo interesante es que Dios no solo quería sanar la lepra física de su cuerpo, Dios deseaba también sanar la lepra de orgullo y de pecado que había en lo más profundo de su corazón. Jamás debemos olvidar que, más importante que la sanidad de nuestros cuerpos, es la salvación de nuestras almas. Podemos estar bien, ser populares y tenerlo todo, pero estar completamente vacíos.
En esta ocasión para sanar a Naamán, el profeta le dijo que tenía que introducirse 7 veces en el rio Jordán. Por supuesto que Dios podría haberlo sanado de manera inmediata, pero Dios quería tratar la obediencia, la confianza, el orgullo y la fe en la vida de Naamán. Muchas veces Dios también tratará con nosotros de formas muy extrañas, pero si creemos en Él entonces debemos esperar, confiar y obedecer todo lo que nos pida. No olvides que lo más importante es seguir limpiando y restaurando la lepra que existe en tu corazón y para eso debes obedecer en todo momento la palabra de Dios.