2º Samuel 6:7 “Entonces el furor del Señor se encendió contra Uza: allí mismo lo hirió Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios”
El arca del pacto era el lugar donde habitaba la presencia de Dios. Ese cofre era lo más sagrado e importante que existía en el mundo. Dios había especificado muy claramente por medio de su palabra como había de trasladarse y qué personas debían hacerlo. Cuando Dios dice algo siempre debemos obedecer su voluntad si no queremos sufrir consecuencias.
Uza quizás pensó que estaba realizando un bien al tratar de sostener el arca, pero este hombre murió al instante. Dios dijo claramente que nadie, excepto los levitas, podían tocar el arca del pacto. Si Dios dice NO TOCAR, mejor es no tocar, aunque los bueyes tropiecen y destrocen el arca. Recuerda que en el terreno de la obediencia siempre está la bendición.
Este terrible acontecimiento nos muestra la hermosa, pero a la vez peligrosa santidad de Dios. Nos advierte del sufrimiento que siempre vamos a experimentar por desobedecer la voluntad del Señor. Uza sin vida nos recuerda que las cosas de Dios son más serias de lo que pensamos. Delante de Dios no podemos vivir de cualquier manera, no podemos tratar las cosas sagradas y espirituales como si fuesen un juego. Debemos cuidar con mucha delicadeza todo lo que hacemos y permitimos en la iglesia del Señor y sobre todo, debemos guardar y proteger nuestro corazón porque en ese arca es donde ahora habita la presencia de Dios por medio de la persona del Espíritu Santo.