Efesios 1:4

Efesios 1:4 “Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”.
 
El Apóstol Pablo dijo claramente que fuimos salvados porque Dios nos escogió desde antes de la fundación del mundo. En la eternidad pasada antes que todo comenzara, el Dios trino al saber lo que iba a suceder tras la caída en el pecado de los seres humanos, por amor y gracia, decidió elegir y salvar a un pueblo para la alabanza de la gloria de su nombre. Dios nos escogió y nos salvó en Cristo, es solo por medio de la persona de Jesús que podemos obtener la salvación de nuestras almas. Juan Calvino dijo que la manera de saber que Dios nos ha elegido es creyendo solo en Jesucristo para salvación.
 
Pero Pablo a continuación también nos recuerda cual es el propósito para el que hemos sido salvados. Dios en su soberanía decidió elegir y salvar a un pueblo para que cada una de las personas que forman parte de ese pueblo seamos santos. Algo que jamás debemos de olvidar es que la elección siempre produce santidad en el individuo que ha experimentado el poder del evangelio. Nunca podemos separar la doctrina de la elección de la doctrina de la santificación.
 
Aquellos que piensan y afirman que son hijos de Dios, pero viven de espaldas al Señor y a su palabra, haciendo su voluntad y pecando deliberadamente no han sido regenerados por el Espíritu Santo y por lo tanto no son salvos. Un verdadero creyente es aquel que a pesar de sus caídas, debilidades, luchas y temores persevera en los caminos del Señor y se esfuerza en el proceso de la santificación. Dios ha elegido y salvado a un pueblo para que ese pueblo lo represente en medio de este mundo de oscuridad. Si realmente estas unido a Cristo, crees en Cristo y amas a Cristo, esfuérzate cada día por vivir en santidad como también vivió Cristo.