Ester 10:3

Ester 10:3 “Mardoqueo el judío fue el segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y la paz para todo su linaje”
 
En ocasiones solemos escuchar: “Dios en su debido tiempo pone a cada persona en el lugar que se merece”; y en el caso de Mardoqueo, fue así. Este hombre demostró amar y preocuparse de corazón por el pueblo de Israel. Él hizo todo lo que pudo para proteger a sus compatriotas. Dios, al ver su actitud y pasión, premió su fidelidad protegiéndolo y colocándolo en un lugar de máxima autoridad.
 
Cada uno de nosotros debemos imitar el hermoso ejemplo de Mardoqueo. Tenemos que amar, cuidar y proteger al pueblo de Dios, que es su iglesia. Invertir nuestras vidas edificando a “la novia y amada de Jesucristo”. Intentar siempre buscar el bienestar de nuestra familia en la fe. ¡Lucha para que en la Iglesia reine la armonía, el gozo y la paz; y vigila en todo momento que el enemigo no tome lugar en tu iglesia local! Si deseas ser alguien estimado como Mardoqueo, trata por todos los medios de dar tu vida por cada uno de tus hermanos en el Señor. Ama a tus hermanos y a la Iglesia, como este varón judío y Jesucristo lo hicieron.