Habacuc 2:3

Habacuc 2:3 “Aunque la visión tarde en cumplirse, se cumplirá a su tiempo, no fallará- Aunque se demore, espérala, porque sin duda vendrá, no tardará”.
 
Dios respondió a Habacuc, y entre otras cosas, le habló sobre la importancia de confiar en la Palabra del Señor. Al inicio de este capítulo, Dios le pidió a su profeta que escribiera cada detalle de la visión para que todo el mundo pudiese leer todo aquello que iba a suceder. El Señor dijo que aunque la visión tardara en cumplirse, finalmente se cumpliría en los tiempos de Dios. Con respecto a las profecías, visiones y promesas, existe una tensión entre nuestro tiempo el cual es limitado y el tiempo del Señor que es eterno. 
 
Debido precisamente a nuestra visión del tiempo, en muchas ocasiones pensamos que Dios tarda en actuar, en responder o en cumplir lo que ha prometido. Esto le sucedió a Abraham y a su mujer Sara cuando tuvieron que esperar muchos años para abrazar al hijo de la promesa. Esto le pasó a Marta y a María cuando enviaron a llamar a Jesús y apareció el cuarto día, y además cuando su hermano ya estaba muerto. Incluso nosotros estamos esperando la promesa del regreso de Cristo aunque han pasado más de dos mil años.
 
Algo que jamás debemos olvidar es que los tiempos del Señor no son nuestros tiempos. Él trata con nuestras vidas precisamente a través de la espera y de la paciencia. Cuando esperamos en el Señor, nuestra fe y confianza es moldeada y perfeccionada. No importa el tiempo que Dios nos haga esperar, lo más importante mientras esperamos es recordarle a nuestra alma que Dios siempre cumple con sus promesas. Aunque Jesús esté tardando en regresar, debemos estar preparados al igual que las vírgenes porque el Señor, sin duda, regresará. Confía absolutamente en la Palabra y descansa en los tiempos de Dios para tu vida.