Hageo 2:7

Hageo 2:7 “Haré temblar a todas las naciones; vendrá el Deseado de todas las naciones y llenaré de gloria este templo, ha dicho el Señor de los ejércitos”.

Hageo termina su libro animando al pueblo con la expectativa de un templo glorioso sin precedentes, los estimula a que continúen en obediencia con la esperanza de la bendición presente y les asegura la certeza del Reino de Dios. El Señor estaba profetizando la llegada del Mesías, Cristo es el deseado de todas las naciones. En toda la historia de los diferentes templos construidos en Jerusalén, nunca estuvo la gloria de Dios tan presente como cuando Cristo estuvo en aquel lugar físicamente.

Cuando el Dios eterno se encarnó en la persona de Jesús, él mismo estuvo paseando por las instalaciones del templo de Jerusalén. El dueño de la casa se presentó y habitó entre su pueblo. Ésto es realmente impactante y asombroso. La presencia de Dios lo llena y lo cambia absolutamente todo. Cristo no solo hace temblar a todas las naciones, sino que hace temblar a todos los corazones.

Lo realmente impresionante es entender que ésto no terminó aquí, Cristo dijo que vendría a morar al interior de cada hombre y mujer que lo recibieran como Señor y Salvador de su vida. Hermano y hermana, ahora tú y yo somos el templo de Dios, en nosotros habita la tercera persona de la trinidad, el Espíritu Santo. La gloria, la belleza y la santidad de Dios dentro de ti, esto es maravilloso, pero mucho más lo que nos espera por toda la eternidad. Dentro de poco ya no tendremos al Señor dentro de nosotros, sino que estaremos con el Señor físicamente por los siglos de los siglos.