Este es el pacto que haré con la casa de Israel. Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos Dios, y ellos me serán a mí por pueblo. Hebreos 8:10
Cómo muchos sabemos o hemos escuchado nuestro Dios es un Dios de pactos. Esto nos debe alegrar y tranquilizar en gran manera ya que debido a su inmutabilidad Él jamás fallará a una de sus promesas. Desde que la humanidad le diera la espalda al creador en el huerto del Edén, Dios ha estado acercándose al hombre de diversas maneras y por medio de diferentes pactos.
Nosotros aunque no lo creamos somos unos verdaderos afortunados y privilegiados por el tiempo en el que nos encontramos viviendo. Estamos en el período de la redención donde su Espíritu Santo se encuentra en el interior del hombre y de la mujer. La obra que Dios está realizando es en nuestro interior. Ya no somos esclavos del yugo de la religión y de la ley, ahora tenemos la vida y el Gozo de saber que somos Hijos de Dios.
Sus leyes y mandamientos ya no están escritas sobre la fría piedra que se le entregó a Moisés cuando estaba en el desierto. Ahora su ley y sus mandamientos los tenemos en nuestras mentes y grabados en nuestro corazón. Ahora podemos y deseamos hacer la voluntad de nuestro Rey.
Finalmente en el nuevo pacto Dios ha prometido que seremos su pueblo por siempre. Nada ni nadie nos podrá arrebatar de su mano. Estamos seguros y completos en él, como dijo la amada de cantares «mi amado es mío y yo soy suya». Disfruta y valora el nuevo pacto que Dios ha realizado con cada uno de nosotros.