Jeremías 34:9

Jeremías 34:9 “Que cada uno dejara libre a su esclavo hebreo y a su esclava hebrea, y que nadie los empleara más como esclavos”.
 
En un tiempo donde predominaba la esclavitud de las personas, el rey Sedequías hizo un pacto para que el pueblo dejase en libertad a los esclavos. Lo que sucedió, fue que al tiempo se arrepintieron e hicieron volver a todos los esclavos al lugar de opresión y fueron sujetos de nuevo a la esclavitud. En un plano espiritual, esto es precisamente lo que sucede con nuestras almas. Debido a nuestra condición como pecadores, somos esclavos y prisioneros del diablo desde que nacemos. En ocasiones, parece que el diablo nos libera de algún ídolo o adicción, pero con el tiempo volvemos a ser sus prisioneros.
 
Solo Jesús puede liberarnos del pecado, del diablo y de la influencia del mundo; solo Jesús puede romper nuestras cadenas espirituales. Un precioso versículo dice: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Aquellos que hemos tenido un encuentro con Jesús hemos experimentado la libertad de nuestras almas. Ahora podemos disfrutar de la plenitud de la vida caminado con el Señor.
 
Nuestros familiares, amigos y las personas que están a nuestro alrededor, viven completamente engañados. Aquellos que piensan que son felices y libres, realmente son esclavos y prisioneros del pecado. Por este motivo, todos aquellos que hemos experimentado la libertad de nuestras almas, debemos predicar el poderoso mensaje del evangelio para que muchos más conozcan a Jesús y sean rescatados del diablo.

La palabra de Dios dice: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.