“y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” Jonás 3:4
Probablemente nos encontramos ante el peor predicador y la peor predicación de la historia de la humanidad. Sabemos que Jonás no deseaba ir a Nínive a predicar porque no quería que las personas de esa despiadada ciudad se convirtieran al Señor. El profeta predicó brevemente y con muy mala actitud advirtiendo sobre el juicio que sería derramado por Dios, pero de repente se produjo uno de los más impresionantes avivamientos.
Analizando este momento descubrimos valiosas enseñanzas. En primer lugar, podemos ver como la GRACIA de Dios puede alcanzar y transformar el corazón de las personas en un simple instante. Vemos como siempre la FE se obtiene y se produce después de OIR la palabra de Dios. Los resultados no dependen de la persona que oye y recibe el mensaje, el éxito tampoco se encuentra en el predicador, “la Salvación es de Jehová”.
Que alegría y que descanso para el alma entender estas grandes verdades. En medio de una sociedad malvada como la de Nínive tu y yo podemos compartir el glorioso mensaje del Evangelio descansando en la absoluta Soberanía de Dios. No tengamos en ningún momento temor a los hombres, confiemos plenamente en aquel que puede transformar las vidas por el poder de su Palabra.