Jueces 4:4

“Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot” Jueces 4:4

La persona de Débora ha traído mucha confusión con respecto al rol de la mujer. En ocasiones se utiliza este momento puntual de la historia para respaldar la igualdad en los ministerios y en la autoridad entre los hombres y las mujeres, pero la Escritura muestra muy claramente desde el principio hasta el fin que Dios en su soberanía ha decidido que sea el hombre el cabeza del hogar, del matrimonio y de la iglesia. Esto debido a la gran influencia que hemos recibido por parte de nuestra sociedad y del feminismo puede sonarnos a injusto o incluso a machista, pero el orden de Dios es perfecto, santo y cuando se practica correctamente el resultado siempre es paz, equilibrio y armonía.

Por supuesto que las mujeres tienen el mismo valor y dignidad que los hombres, no somos más o menos, simplemente es una cuestión relacionada con el diseño divino que fue establecido desde el huerto del Edén. La mujer NO ES inferior al hombre al igual que Jesús no es inferior al Padre, pero sin embargo el hijo se somete al Padre de la misma manera que la mujer debe hacerlo con el hombre.

Dios no ha creado a la mujer para gobernar, aunque en momentos puntuales de la historia la mujer haya tenido que ocupar ese lugar como sucedió en el caso de Débora. No generemos conflictos ni debates por algo que es tan claro a la luz de la Palabra de Dios. Asumamos cada uno el lugar que ocupamos y disfrutemos del privilegio de ser hombre o mujer. Honremos al Señor con el llamado y el propósito que él ha puesto sobre nuestros hombros. Recuerda que a través de nuestras relaciones tanto en el hogar como en la iglesia podemos mostrar a este mundo la belleza y los misterios de la Trinidad.