Lucas 20:38

Lucas 20:38 “Dios no es Dios de muertos sino de vivos, pues para él todos viven”.

Un grupo de saduceos los cuales no creían en la resurrección se acercaron a Jesús para presentarles un caso sobre las relaciones futuras que hombres y mujeres tendrían en la eternidad. Jesús explicó muy claramente que las dinámicas en este mundo son muy diferentes a las dinámicas que tendremos en la eternidad. Después de morir todos tendremos relaciones perfectas entre nosotros, pero ya no existirán los matrimonios y los vínculos familiares.

Lo realmente increíble fue la respuesta directa que Jesús le ofreció a aquellos incrédulos que no creían en el poder de la resurrección. Jesús dijo: Dios no es Dios de muertos sino de vivos. Y éste es el glorioso mensaje del evangelio que creemos y compartimos a las personas de este mundo. Te sorprendería conocer los pensamientos tan diferentes y extraños que tienen las personas sobre la vida después de la muerte. Mucha gente vive sin ningún tipo de esperanza y otros tienen una confusión debido a las diversas religiones y filosofías que existen en este mundo.

Qué gozo, paz y seguridad es para nuestra alma saber que tenemos y creemos en un Dios de vivos. Nuestro Dios ha prometido a la largo de todas las Escrituras que aquellos que confían en Cristo como Señor y Salvador, recibirán cuerpos glorificados y vivirán por toda la eternidad ante la presencia de Dios. Las personas de este mundo que al igual que los saduceos no creen en la resurrección después de la muerte, necesitan oír la maravillosa noticia del evangelio. Los que creemos en Cristo no moriremos eternamente sino que resucitaremos en gloria para reinar por los siglos de los siglos.