Lucas 22:24 “También se produjo entre los apóstoles una discusión sobre quién de ellos sería el mayor”.
Jesús estaba en la recta final de su ministerio. En el horizonte, él ya contemplaba la cruz a la que se abrazaría para morir por su pueblo. El hijo de Dios sabía que su hora había llegado y que se acercaba el tiempo del dolor, del rechazo y del sufrimiento. Mientras que Jesús tenía todas estas cosas rondando por su mente, por el contrario, los discípulos tan solo estaban preocupados por la posición que cada uno tendría. Llevaban tres años escuchando y caminando con el maestro, pero a estas alturas no se habían enterado de nada.
Los discípulos anhelaban los cargos, el prestigio, la autoridad y la popularidad. Jesús tan sólo pensaba en subir hasta la cima del Gólgota para morir por los pecadores y, ellos estaban pensando en cómo subir hasta la cima de la grandeza. Este asunto era tan importante y valioso para los discípulos que incluso discutían por saber quién de ellos sería el mayor. Cuando nuestros corazones no están enfocados en el reino de Dios y en el servicio, podemos caer en el error de buscar nuestra propia gloria y el reconocimiento de las personas.
Los cristianos estamos llamados a seguir el ejemplo de Jesús. Nosotros no debemos buscar la aprobación de los hombres. Tenemos que cargar nuestra cruz cada día, negarnos a nosotros mismos y entregar nuestras vidas sirviendo al prójimo. En el reino de Dios las cosas suelen ser completamente diferentes al reino de este mundo, aquellos que quieran ser grandes deben estar dispuestos a coger la toalla para servir a los demás. El camino hacia la grandeza sólo se consigue estando de rodillas lavando los pies de los pecadores. Desgasta tu vida amando y sirviendo, porque ese fue el ejemplo que nos dejó nuestro amado Señor y Salvador.