Miqueas 1:15 “Oíd, pueblos todos; está atenta, tierra, y cuanto hay en ti. El Señor, el Señor desde su santo templo, sea testigo contra vosotros”.
El nombre de Miqueas significa “¿quién es como Jehová?”. El objetivo de su libro es denunciar el pecado de la nación, advertir del juicio inminente y animar al arrepentimiento a la luz del propósito redentor de Dios en el Mesías venidero. En estos momentos el pueblo se encontraba en una situación de injusticia e inmoralidad, y acumulando ganancias excesivas. La decadencia moral, social y religiosa estaba consumiendo a la nación. Dios llamó a este profeta para denunciar los pecados y advertir del juicio inminente que experimentarían si no tenían un arrepentimiento genuino.
Miqueas nos recuerda que el Señor, desde su santo Templo, observa y conoce todo lo que sucede aquí en la tierra. Dios es el testigo fiel de todas nuestras acciones y también es el juez justo que juzgará todo lo que hemos hecho aquí en esta vida. Como dice la Palabra, debemos ser muy conscientes de que “todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. El juicio de Dios para cada ser humano será completamente justo y perfecto, ya que él conoce todos los detalles con exactitud de cada una de nuestras vidas.
Saber que Dios conoce absolutamente todo sobre nosotros debe producirnos temor ya que, si somos sinceros, cada uno de nosotros sabemos la cantidad de cosas terribles que hemos realizado. Nuestros pecados, tanto los visibles como aquellos que son íntimos, el Señor los conoce; por ese motivo todos seremos culpables ante el juez tres veces santo. Y si somos culpables, entonces también merecemos el justo castigo de Dios. Pero la buena noticia es que Dios, por medio de la vida perfecta de obediencia de Jesucristo, nos ofrece el perdón de nuestros pecados y la salvación para nuestras almas. Dios ha visto tu vida de imperfección, pero también ha visto la vida de perfección de su hijo. Por ese motivo ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo Jesús.