Romanos 15:4 “Todas las cosas que se escribieron en el pasado se escribieron para nuestra enseñanza, con el fin de que tengamos esperanza, por medio de la paciencia y el consuelo de las Escrituras”.
Sabemos que toda la Escritura ha sido inspirada por Dios y que en su totalidad es útil para nuestras vidas. También sabemos que cuando Pablo ejerció su ministerio no estaba finalizado el canon bíblico porque aún quedaban varios libros por escribirse, entre ellos los que el propio apóstol escribió inspirado por el Espíritu Santo. Pablo confiaba absolutamente en todo lo que ya se había escrito hasta ese momento. Él sabía que todo lo que Dios permitió que se escribiera tenía varios propósitos divinos para las vidas de cada uno de sus hijos.
A través de las Sagradas Escrituras podemos ser enseñados. No somos conscientes del valor que tiene el contar con un libro que nos revela la voluntad perfecta de Dios. En medio de un mundo que promueve tanto las mentiras del diablo, nosotros por medio de la Biblia podemos ser enseñados con la maravillosa verdad de Dios. No olvidemos que es la verdad la que nos hace libres de las mentiras y la que nos permite vivir correctamente según el diseño establecido por nuestro Creador.
La palabra de Dios nos da esperanza para vivir con gozo y paz en medio del desierto de este mundo. Gracias a la palabra tenemos fe en Dios, en Sus promesas y en todo lo que hemos recibido a través de los méritos de Cristo. La Biblia nos enseña, nos da esperanza, pero también nos ofrece paciencia y consuelo. La paciencia es el aguante y la resistencia que necesitamos para atravesar las pruebas y el consuelo es lo que tenemos en medio de las situaciones difíciles que se van presentando a lo largo de la vida. Demos gracias al Señor por dejarnos el valioso tesoro de las Sagradas Escrituras.