Sofonías 1:14 “¡Cercano está el día grande del Señor! ¡Cercano, muy próximo!”.
Los dos temas principales sobre los que predicó el profeta Sofonías fueron sobre el juicio y la salvación. Su propósito era advertir a los pecadores del inminente y catastrófico juicio que vendría de parte de Dios y animar a los pecadores a arrepentirse de corazón para poder hallar esperanza a través de la salvación.
Estos dos temas son los que siempre han de estar presentes cuando anunciamos el evangelio. Debemos entender que nadie buscará y clamará a un salvador si primero no entiende que está en peligro y necesita ser salvado.
El día del Señor es una expresión que aparece unas veinte veces en el Antiguo Testamento. Esta frase fue algo que sucedió en el pasado y algo que sucederá en el futuro. El día del Señor vino con la destrucción de Jerusalén o con la conquista de Babilonia, pero esta expresión señala y apunta principalmente a lo que sucederá en los tiempos finales cuando el Señor derrame toda su ira sobre los habitantes de la tierra. Cuando oímos hablar del juicio y de la ira de Dios pensamos que Dios es un ser malvado y despiadado, pero eso no es cierto, los despiadados y malvados son todos los pecadores que serán destruidos.
El día del Señor nos muestra la santidad, la misericordia, la gracia y la justicia de Dios. Todos clamamos por justicia cuando oímos en los medios de comunicación que alguien ha violado o asesinado a un inocente. Pues precisamente la humanidad asesinó cruelmente al ser más santo, justo e inocente que ha pasado por el planeta Tierra: Jesús, el hijo de Dios. Debido a nuestra rebeldía, a nuestra condición como pecadores y por matar a Cristo, este mundo merece el día del Señor. Pero la maravillosa noticia es que mientras que ese día aún no ha llegado, Dios, en su infinita misericordia, continúa ofreciendo salvación por gracia. Si reconocemos que somos pecadores y rendimos nuestras vidas a Cristo, seremos perdonados y librados del Dia del Señor.