Zacarías 10:8

Zacarías 10:8 “Yo los llamaré con un silbido y los reuniré, porque los he redimido; serán multiplicados tanto como lo fueron antes”.

La Biblia nos muestra claramente cómo el deseo y propósito de Dios es crear un pueblo para la alabanza de la gloria de su nombre. Ese pueblo con el que Dios desea habitar por toda la eternidad son un grupo de hombres y de mujeres pecadores que han sido redimidos por la obra de Jesucristo en la cruz del calvario. Lo que sucede es que, mientras que el pueblo de Dios permanece aquí en la tierra, en muchas ocasiones, debido a las tentaciones del diablo y del mundo nos despistamos y alejamos del Señor.

Pero tal y como dijo el profeta Zacarías, Dios en un instante, cuando Él quiera llama a todas sus ovejas y las trae de nuevo a sus brazos. Como dijo Jesús “mis ovejas oyen mi voz y me siguen”. Conoce el Señor a los que son suyos y cuando sus hijos oyen la voz del buen pastor el corazón regresa con arrepentimiento y alegría hasta la casa del Padre. Al pensar en el silbido De Dios, recordaba como mi pequeño y querido perro identifica mi silbido y en el instante que lo oye lo deja todo y corre hacia mí.

Cuando estemos lejos o perdidos entre los ídolos, tentaciones o placeres de este mundo tenemos que tratar de oír lo antes posible el dulce silbido del Señor, es el llamamiento del Señor el que produce el milagro de la regeneración, pero es también el llamamiento del Señor el que hace que todos los hijos pródigos regresen a la casa del Padre. Qué gozo saber que el llamado o el silbido del Señor es absolutamente eficaz y siempre produce el resultado que Dios quiere.
Oremos para que muchos pecadores y muchos creyentes que están perdidos en el desierto de este mundo escuchen el silbido del Espíritu Santo y puedan regresar junto al maravilloso pueblo de Dios.