Zacarías 7:10

Zacarías 7:10 “No oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre, ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano”.

A lo largo de este capítulo se nos muestra como Dios desecha la religiosidad y busca la verdadera espiritualidad que procede de un corazón transformado. El pueblo de Israel se quedó en el terreno de la religión haciendo las cosas por obligación y no por amor. Ellos trataban de orar, ayunar y cumplir con la ley de manera mecánica y superficial. Pensaban que realizando una lista de acciones y viviendo de cualquier manera podrían agradar al Señor.

Dios nunca está satisfecho con la religión sin devoción, por ese motivo el Señor les dijo claramente que los ayunos que estaban realizando no tenían ningún tipo de propósito ni de valor. Aquellos que rendimos culto a Dios debemos hacerlo con un corazón sincero y genuino. Jamás debemos de olvidar que siempre es mejor la obediencia que los sacrificios. Es mejor atender, cuidar y amar a la viuda, al huérfano y al extranjero que realizar rituales, ceremonias y ayunos religiosos para calmar nuestras conciencias.

Recuerda que toda la ley y las Escrituras las podemos resumir en el gran mandamiento de amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos. Para poder agradar a Dios lo primero que necesitamos es un cambio de corazón y ésto, sólo lo produce el Espíritu Santo a través del milagro de la regeneración. Cuando somos nuevas criaturas y tenemos la identidad como hijos de Dios entonces podemos vivir conforme a la voluntad del Señor. Huye de la religión externa y trata de vivir cada día imitando el maravilloso ejemplo que nos dejó nuestro amado Señor Jesucristo.