Salmo 14:1 “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien”.
Sé que son palabras muy duras para comenzar un nuevo día, pero quiero recordarte que esta era nuestra condición antes de conocer a Dios. Cada uno de nosotros éramos «necios» y abominables por las obras que salían de nuestro corazón no regenerado.
En la Biblia «necedad» significa un enfoque destructivo en uno mismo. Los necios no pueden soportar tener a nadie por encima y por eso ignoran a Dios o niegan su existencia. Esta rebelión se produce en el corazón. Realmente cada pecado es una especie de ateísmo, es actuar como si Dios no estuviese.
Si nos dejaran por nuestra cuenta, nunca buscaríamos a Dios y jamás podríamos conocerlo. No podemos olvidar que lo amamos porque Él nos amó, y lo elegimos porque Él antes en su Gracia y Misericordia nos eligió.
En este nuevo día te animo a recordar lo necio que eras antes de conocer al Señor, deseo que puedas adorarle con toda tu pasión al contemplar la obra tan hermosa que ha realizado en lo más profundo de tu corazón. Antes era necio ahora soy Hijo de Dios, antes mi corazón solo deseaba pecar y ahora anhela vivir haciendo su voluntad.