1º Reyes 22:14 “Micaias respondió: ¡Vive el Señor, que lo que el Señor me hable, eso diré!”.
En este tiempo existían muchos falsos profetas que simplemente se dedicaban a dar los mensajes que las personas querían escuchar. Lamentablemente esto es algo que ha sucedido a lo largo de todas las generaciones e incluso ahora en nuestra actualidad también tenemos falsos profetas, pastores y maestros que dicen y enseñan cosas que no son correctas ni bíblicas. Hay muchas personas que con rapidez y poco temor de Dios en sus corazones van por ahí diciendo: “El Señor me ha dicho, tengo una palabra para ti…”
No somos conscientes de lo importante y lo peligroso que es decir algo con nuestros labios que realmente no ha dicho el Señor. Esto no solo sucede por medio de las profecías, también son muchos los que abren la Biblia para decir lo que ellos piensan, quieren o sienten. Huye de aquellas personas y de aquellas iglesias donde no se predica con fidelidad las Sagradas Escrituras. Guarda tu corazón de tanta palabrería hueca, estudia con seriedad y profundidad la Biblia para que puedas conocer e identificar realmente la voz del Señor.
Seamos siervos temerosos de Dios, digamos a las personas solo aquello que Dios dice. En la Palabra hay poder, salvación, liberación, restauración y muchas cosas más, pero todo esto lo recibimos cuando compartimos con seriedad y fidelidad el verdadero mensaje de Dios. Guarda y medita en esta reflexión porque es más importante de lo que te puedes imaginar. Desecha y cierra tus oídos a los sueños, visiones, profecías y predicaciones que no tienen un fundamento bíblico. Habla, escucha y obedece solo aquello que realmente Dios te diga por medio de su palabra.