Isaías 10:6 “¡Ay de Asiria! Vara y bastón de mi furor, en su mano he puesto mi ira”.
Aunque parezca una locura o una contradicción, Dios usó a varios de sus enemigos para el propósito de castigar a Israel. Debido a la obstinación, al pecado y la rebeldía de los judíos el Señor utilizó a Asiria como la vara de la corrección para disciplinar a su pueblo. Dios no es un tierno abuelito con barbas blancas que tan solo desea abrazar y repartir caramelitos. Dios es tres veces Santo y aunque es cierto que cada mañana son nuevas sus misericordias también es cierto que en ocasiones Él actúa trayendo juicio, castigo y disciplina a los pecadores e incluso a su pueblo.
Nosotros debemos ver las noticias y entender los acontecimientos que suceden en el mundo desde una perspectiva bíblica y espiritual. En ocasiones oímos de calamidades, sufrimiento, epidemias y guerras y se nos olvida que Dios utiliza y permite también estas situaciones para traer juicio, castigo y disciplina a este mundo depravado. Fue Dios el que envió el diluvio debido a la maldad de las personas en los tiempos de Noé, fue Dios el que envió fuego para destruir a las ciudades de Sodoma y Gomorra. A lo largo de la historia podemos ver claramente como Dios ha permitido que vengan tiempos de sequía, de hambre, terremotos, guerras, y pandemias para juzgar y disciplinar al mundo por el pecado y las terribles maldades que realizamos los seres humanos.
En medio de todo lo que vemos que está sucediendo, nosotros, que somos hijos de Dios y su pueblo amado, no debemos desanimarnos ni tampoco tener temor al presente ni al futuro. Aunque en ocasiones podamos experimentar el azote y la disciplina de Dios jamás debemos de olvidar que aquel que sostiene la vara de la corrección en su mano es nuestro buen Padre Celestial. La Biblia dice que Dios al que ama disciplina, así que debemos saber que todo lo que suceda en este mundo o en nuestras vidas Dios siempre lo usará para nuestro bien. Dentro de poco Dios juzgará a este mundo y derramará su ira contra los pecadores, pero recuerda que aquellos que estamos en Cristo nos encontramos absolutamente protegidos y seguros en las manos del Dios Trino.