La alegría de los malos es breve, y el gozo de los impíos por un momento. Job 20:5
A veces contemplamos la vida de los incrédulos y deseamos lo que ellos tienen o las cosas que hacen. Vemos a muchos que caminan de espaldas al Señor y «aparentemente» son muy felices, disfrutan de los placeres de este mundo, saborean las tentaciones y el pecado, tienen dinero, propiedades, se gozan en las fiestas, en la comida, en las amistades…
Pero el versículo de hoy nos recuerda que tanto la alegría como el gozo de los impíos tiene su fecha de caducidad. Aquellos que están poniendo su deleite fuera del Señor muy pronto verán que ese trozo del pastel se terminará para siempre. Cuando el dinero, la fiesta, el sexo, el baile, la familia, los viajes, los amigos y la salud desaparezcan se darán cuenta que el corazón se encuentra completamente vacío.
Nuestro gozo, nuestra alegría y nuestro deleite se encuentran en el Señor que es eterno. Él es el único que puede saciar a nuestra alma sedienta. No caigamos en el error de compararnos o de anhelar la vida de todos aquellos que no cuentan con la preciosa perla que es Cristo. No mires lo que no tienes, lo que te falta o lo que no haces, contempla la belleza de tu Salvador y disfruta de tu identidad como Hijo de Dios.