1º Crónicas 20:8

1º Crónicas 20:8 “Estos eran descendientes de los gigantes de Gat, los que cayeron a manos de David y de sus siervos”.

La primera vez que aparece David en un campo de batalla fue cuando mató al poderoso y temible gigante Goliat. La Biblia nos cuenta que en la antigüedad existían hombres muy grandes los cuales atemorizaban a sus enemigos por medio de su tamaño y su fuerza. Pero David no se dejaba impresionar por lo que veían sus ojos físicos porque él lo miraba todo a través de sus ojos espirituales. Por encima de los gigantes, él sabía que el Dios eterno peleaba a su favor. Esta valentía y seguridad la transmitió a su ejército a tal punto que los siervos de David vencieron a los gigantes de Gat.

Quizás nosotros en la actualidad no tenemos que luchar contra hombres gigantes, pero todos tenemos que enfrentar a otro tipo de gigantes como, por ejemplo: el miedo, la ansiedad, la depresión, el temor al hombre, algún vicio, pecado o ídolo que tratan de conquistar nuestro corazón. El cristiano, al igual que en los tiempos del Antiguo Testamento, habita en medio de un campo de batalla. Nosotros tenemos que pelear a nivel espiritual contra muchos enemigos que tratan de intimidarnos, hacernos retroceder y apagar nuestra fe.

Al igual que David, siempre debemos fijar y anclar nuestra mirada en el Dios eterno el cual está nuestro lado, nos defiende y pelea por nosotros. No debemos olvidar que Jesucristo en la cruz del calvario ya venció a los gigantes más poderosos. Cristo ha vencido al gigante del pecado, al gigante de la muerte y al gigante Satanás. La buena noticia no es solo que ha vencido, sino que además nos ha dado el poder para que nosotros también podamos luchar y vencer en su nombre. Levántate y no tenga temor porque como dice la palabra “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”.