1º Crónicas 25:1

1º Crónicas 25:1 “David y los jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, para que profetizaran, con arpas, salterios y címbalos”.

Entre todas las funciones y responsabilidades que se realizaban en el templo, un buen grupo se dedicaba al área de la música. El culto a Dios contaba con diferentes instrumentos y voces, a través de la alabanza las personas podían adorar a Dios cantando letras que exaltaran el nombre del Señor. Los músicos en el templo tenían que profetizar, o sea, tenían que hablar acerca de las obras, las maravillas y la grandeza de Dios a través de las canciones.

David, conocido como el dulce salmista, trajo una renovación espiritual muy hermosa al pueblo de Israel a través de la música. David compuso muchísimas canciones a Dios las cuales están registradas en el libro de los salmos. David sabía que por medio de la música era fácil conectar con Dios, disfrutar de su presencia, cambiar el ambiente espiritual de un lugar e incluso ministrar el corazón de las personas como sucedía cuando él tocaba el arpa para Saúl. Todo esto es lo que sucede cuando adoramos al Señor con nuestras voces e instrumentos.

Dios habita en la alabanza de su pueblo, qué bonito saber que Dios se agrada y se deleita con las alabanzas que preparamos para Él. Debemos darle mucho más valor a la música en la iglesia, se deben elegir a personas que tengan el don y que sean verdaderos adoradores. También necesitamos seleccionar correctamente las canciones porque la alabanza debe estar siempre dirigida hacia Dios y contener verdades bíblicas. Disfrutemos del canto congregacional, no te dediques simplemente a cantar una canción proyectada, canta con toda tu pasión al Dios eterno que oye y recibe con agrado tu adoración.