1º Crónicas 27:23

1º Crónicas 27:23 “David no hizo el censo de los que tenían menos de veinte años, por cuanto el Señor había dicho que multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo”.

En esta segunda etapa del reinado, David aprendió la lección de su error en el pasado por ese motivo, decidió no censar al pueblo y confiar en la promesa de Dios. Tras el censo, que consistía en contar el número de hombres que podían servir en el ejército, el principal peligro era que el corazón confiase más en los hombres que en el Señor. Dios había prometido que la pequeña e insignificante nación de Israel se multiplicaría y que su descendencia sería como las estrellas del cielo.

Esta fue la promesa que Dios le realizó a Abraham cuando lo llamó para dejar su tierra y su parentela. Cuando recibimos una promesa de alguien o incluso de Dios mismo a través de su palabra lo más complicado es tener fe y paciencia. Es necesario que tengamos fe y confianza en cada una de las promesas que hayamos recibido por parte de Dios y también necesitamos aprender a esperar, ya que en muchas ocasiones Dios nos hace promesas pero no nos dice el tiempo de su cumplimiento. Esto mismo fue lo que le sucedió a Abraham y Sara. Ellos recibieron la promesa de tener un hijo, pero dudaron al ver que con el paso de los años la promesa no se hacía realidad.

A través del pasaje de este día podemos aprender que nuestra confianza, alegría y seguridad no pueden estar jamás en las cosas o personas. No debemos confiar ni en los jinetes ni en los caballos, no dejes que tu corazón descanse sobre tus propiedades, el dinero que tienes ahorrado en el banco, tu familia o el ministerio. Nuestro gozo y nuestra seguridad solo pueden estar ancladas en el Señor y en cada una de sus promesas. Recuerda que absolutamente todo lo que Dios ha prometido en su debido tiempo lo cumplirá.