1º Samuel 19:10

1º Samuel 19:10 “Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y escapó aquella noche”.

El corazón del Rey Saúl se llenó de tantos celos y odio que en varias ocasiones intentó deshacerse de David. Un día cuando Saúl se encontraba en su casa, de repente explotó con violencia arrojando una lanza con la que deseaba matar al joven pastor. David pudo esquivarla y corrió para proteger su vida. Desde ese momento comenzó una persecución intensa por parte de Saúl.

Qué importante es vaciar cada día nuestro corazón delante del Señor. Los celos, la envidia, la ira y la amargura son sentimientos que poco a poco nos van destruyendo internamente. Cuando no estamos bien, enviamos lanzas contra aquellos que nos dañaron o que consideramos nuestros enemigos por diferentes motivos. La Biblia nos recomienda estar en paz con todos los hombres y es la paz de Dios la que debe conquistar nuestros pensamientos y sentimientos.

Dejemos la lanza de la crítica, de la murmuración, de los pleitos y de la ira. Cuando vives arrojando lanzas contra otros no eres libre y estás en una constante batalla espiritual. Cambiemos las lanzas por el perdón, la misericordia y el amor. Recuerda cada mañana la hermosa identidad que tienes por medio de Cristo. Eres hijo de Dios. Entender y abrazar esta gloriosa realidad te librará del egoísmo y te ayudará a vivir sin lanzas.