1º Samuel 21:12 “David guardó en su corazón estas palabras y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat”.
Saúl tomó la firme determinación de acabar con David. Por ese motivo, el joven comenzó a huir por diferentes lugares. En primer lugar, David se fue con Ahimelec el sacerdote. Pero luego, incluso buscó refugio hasta con Aquis el rey filisteo. David fue tan dominado por el miedo y el temor al hombre que terminó buscando su seguridad en los brazos de su principal enemigo.
Como bien dice el libro de proverbios: “el temor al hombre pone lazo”. Por el contrario, aquellos que confían en el Señor estarán completamente seguros. Cuando somos conquistados y dominados por el temor a los hombres nos convertimos en prisioneros y mendigos de los hombres. Las personas somos capaces de hacer cualquier cosa para obtener la aprobación de los hombres. En ocasiones, ponemos nuestra identidad, seguridad y valor en la opinión y el veredicto de los hombres, pero ese terreno son arenas movedizas que terminan atrapando y destruyendo tu alma.
Anclemos nuestra identidad en la firme y poderosa roca del evangelio. Recordémosle cada día a nuestra alma quién somos y qué hemos obtenido por medio de Cristo. No olvides jamás que el mayor título y logro que puede tener el ser humano, es ser llamado: “Hijo de Dios”. Disfruta y saborea cada momento de la justificación y de la redención que tenemos por gracia. Libérate del lazo del temor al hombre y corre libre por este mundo temiendo única y exclusivamente al Señor.