1º Samuel 25:11

1º Samuel 25:11 “¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a los hombres que no sé de dónde son?”.

Una de las primeras cosas que aprenden a decir los niños es “MIO”. Tras este detalle podemos observar una parte de la naturaleza pecaminosa con la que nacemos todas las personas. En el caso de Nabal, el esposo de Abigail, vemos como las posesiones terrenales ocupaban el centro de su corazón: “MI pan, MI agua, MIS esquiladores”. Este hombre pensaba como otras muchas personas que todo cuanto tenía lo había conseguido por medio de sus fuerzas y capacidades.

El orgullo y la jactancia pueden cegarnos y hacernos creer que somos los dueños y los amos de todo lo que tenemos. Cuando ponemos nuestra identidad, nuestra seguridad y todo nuestro gozo en las cosas estamos completamente perdidos ya que todo lo material es completamente efímero, inestable y pasajero. No dejes que tu alma se apoye confié y se regocije en cosas que pueden desaparecer en un instante.

Mira a tu alrededor, contempla todo lo que tienes y luego levanta tu barbilla y dale las gracias al Señor porque todo viene de Él. La palabra de Dios nos recuerda que “de Él, por Él y para Él” son todas las cosas. Es Dios el que nos da la sabiduría, la capacidad, la creatividad, la salud y los recursos para que podamos obtener todo cuanto tenemos. Todo viene de su mano bondadosa. Finalmente recuerda que a este mundo llegamos desnudos y desnudos nos marcharemos, nada trajimos y nada nos llevaremos. No te aferres a las cosas físicas, por el contrario, esfuérzate, gózate y trabaja por todo aquello que es eterno.