1º Samuel 30:6

1º Samuel 30:6 “David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues el alma de todo el pueblo estaba en amargura, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David halló fortaleza en el Señor, su Dios”.

En estos momentos de la historia la ciudad de Siclag había sido completamente quemada y destruida por los amalecitas. Todo era caos, confusión y tristeza, a tal punto que se nos dice que absolutamente todo el pueblo se encontraba en amargura porque además habían perdido a sus hijos. ¿Qué hacemos cuando todo lo importante y valioso de nuestra vida se tambalea o incluso desaparece? Lo único que podemos y debemos hacer es poner nuestra mirada en el Señor.

Cuando David lo perdió todo, encontró su fortaleza en lo único que no se puede perder: Dios. Cuando las cosas e incluso las personas de este mundo desaparecen, cuando sentimos que nuestra alma es prisionera de la tristeza y de la amargura lo único que podemos hacer es fortalecernos en el Señor. Solo Dios es la roca que nos puede sostener en los momentos de dolor y sufrimiento. Solo Dios es el que puede introducir la paz, el gozo y la fortaleza que necesitamos para seguir avanzando por el desierto de este mundo.

El Señor ha prometido estar a nuestro lado. Él camina contigo en medio de todas tus situaciones. Recuerda que Dios ha prometido no dejarte ni desampararte. En medio de la aflicción podemos confiar y descansar sobre la almohada de la soberanía. Nuestro Dios reina, Él está al control de las catástrofes naturales, de las pandemias, de las enfermedades, de la pobreza y de todo cuanto sucede en el universo, y lo más importante, de todo lo que le sucede a tu vida. Recuerda que eres su hijo amado y cuando sientas que ya no puedes más, corre hacía su presencia y fortalécete en el Señor.