1º Samuel 31:6

1º Samuel 31:6 “Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones”.

El final del primer libro de Samuel es tan triste como el final de la vida de Saúl.
El primer hombre que Dios escogió para ser rey de Israel terminó echándose sobre su propia espada para quitarse la vida. Aquel que pudo disfrutar de las bendiciones de Dios perdió a sus tres hijos, a su fiel y leal escudero y a todos sus soldados. Esta terrible escena nos muestra muy claramente las consecuencias que puede traer nuestro pecado y desobediencia al Señor.

La paz, el gozo y la plenitud de la vida solo se pueden obtener cerca de la presencia del Señor. Cuando hacemos la voluntad de Dios estamos en el terreno de las bendiciones, pero por el contrario cuando nos independizamos del Padre y le damos la espalda nuestro corazón, el diablo y las tentaciones de este mundo nos destrozan. Jesús dijo muy claramente que él vino para dar vida en abundancia y que el diablo viene para hurtar, matar y destruir.

No seas necio, contempla el cuerpo de Saúl muerto sobre su propia espada y piensa lo mal que puede acabar todo para ti si te alejas y te rebelas contra el Señor. Levántate y corre cada mañana hacia los brazos de tu Padre espiritual. Dios está deseando cuidarte y bendecirte. Él tiene pensamientos de bien y de paz para tu vida, así que ve al manantial y bebe del único agua que puede saciar la sed de tu alma.