1º Samuel 5:4

1º Samuel 5:4 “Al levantarse de nuevo de mañana, al siguiente día, Dagón había caído postrado en tierra delante del arca del Señor, y la cabeza de Dagón y sus dos manos estaban cortadas sobre el umbral; a Dagón solamente le quedaba el tronco”.

Cuando los filisteos capturaron el arca de Israel la metieron en el templo del dios pagano Dagón. Durante varios días vieron como la imagen de Dagón aparecía postrada ante el arca sin cabeza y sin manos. Tras esta acción, Dios estaba mostrando una vez más a los filisteos que Él era el único y todo poderoso.

En nuestra actualidad existen miles de dioses. Muchos de ellos son esculturas, pero otros son ídolos que se levantan para ocupar y conquistar el templo de los corazones. Sea cual sea el dios que los hombres traten de levantar, al final todos terminarán postrados y destruidos ante la hermosa y poderosa presencia de Dios. Como bien dijo el salmista “los ídolos de ellos tienen boca, pero no hablan, tienen ojos, pero no ven…”

El Señor, el eterno creador del cielo y de la tierra, no conoce ni tiene contrincante. Dios es único, santo e inigualable. El resto de los dioses de este mundo son falsos y tienen menos valor que una moneda de madera. Al igual que hizo la figura del dios Dagón te animo a postrarte cada mañana ante la presencia del Dios vivo y real.