2º Crónicas 12:14

2º Crónicas 12:14 “E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar al Señor”.
 
Una amonita llamada Naama fue la madre del despiadado Roboam y tanto ella como su hijo hicieron cosas malas, porque, como dice el versículo, no dispusieron sus corazones para buscar al Señor. El corazón viene dañado e inclinado hacia el pecado, todos los seres humanos nacemos con una naturaleza pecaminosa por ese motivo realizamos cosas que no son correctas y no agradan al Señor. Lo peor que puede pasarnos es creernos la mentira de que somos buenos. La Biblia enseña y afirma todo lo contrario; realmente no hay nadie que sea bueno.
 
Nosotros no somos pecadores porque pecamos, sino que pecamos porque somos pecadores. Lamentablemente, nuestros corazones no están dispuestos a buscar al Señor, nuestros corazones buscan los ídolos y los placeres que nos ofrece este mundo caído. Nuestro corazón es perverso y de su interior salen todas aquellas acciones y pensamientos feos que realizamos a lo largo de nuestra vida. De dentro del corazón sale el orgullo, la ira, los celos y la envidia.
 
Lo primero que necesitamos es que Dios venga a nuestras vidas a través de su Espíritu Santo y produzca el milagro de la regeneración o nuevo nacimiento. Cuando este momento se produce, nuestro duro e insensible corazón espiritual es cambiado por un nuevo corazón, la piedra es cambiada por la carne. En el instante en el que experimentamos la gracia y la salvación de Dios, nuestro interior es transformado y ahora contamos con un corazón que desea buscar a Dios y que anhela hacer su voluntad. El ser humano no tiene que realizar una lista de acciones o cambiar de manera externa, el ser humano necesita recibir un nuevo corazón con el que pueda buscar a Dios.