2º Crónicas 1:7

2º Crónicas 1:7 “Aquella noche, Dios se le apareció a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé”.
 
El segundo libro de Crónicas muestra en sus inicios como fue el primer encuentro que Dios tuvo con Salomón, el hijo de David. Este hombre joven tenía la enorme responsabilidad de gobernar sobre un gran pueblo, por ese motivo cuando Dios le ofreció la posibilidad de pedir todo lo que quisiera, él deseó tener sabiduría para gobernar correctamente. Dios le dijo que precisamente por no haber pedido riquezas, bienes, venganza sobre sus enemigos o cosas relacionadas directamente con su propia vida le concedería su petición.
 
Esta escena me resulta realmente increíble. Lo primero que tendríamos que destacar es la gracia que tiene Dios de darse a conocer a las personas. Si Dios no sale a nuestro encuentro estamos completamente perdidos, es Dios el que debe dar el primer paso y presentarse para que podamos conocerle. En segundo lugar, sin Dios necesitar absolutamente nada de nadie, le ofrece a Salomón pedir lo que quiera a través de una sencilla oración. Y lo tercero, es ver cómo las oraciones que agradan a Dios son aquellas que no giran alrededor de nuestro pequeño y diminuto reino.
 
Valoremos mucho más el poder conocer a Dios, no olvides nunca que crees en Dios porque Él un día decidió salir a tu encuentro. Disfruta del regalo que tienes de poder comunicarte con el Eterno a través de la oración. Somos hijos de Dios y tenemos acceso libre las 24 horas del día ante el trono de la gracia. Finalmente te animo a meditar bien sobre tus peticiones de oración. La gran mayoría de las veces hacemos todo lo contrario a Salomón, acudimos a Dios sólo pidiendo cosas que están relacionadas con nuestras vidas y a veces incluso pedimos cosas muy superficiales. Apunta tu oración al centro de los propósitos de Dios, pide cosas que afecten a otros y ayuden a extender su Reino aquí en la tierra y seguro que Dios te dará las peticiones de tu corazón.