2º Crónicas 2:1

2º Crónicas 2:1 “Determinó, pues, Salomón edificar Casa al nombre del Señor, y casa para su reino”.
 
Sin lugar a dudas, aunque Salomón obtuvo muchos éxitos y realizó muchísimas cosas a lo largo de su vida gracias a la sabiduría, la prosperidad económica y su influencia política, lo más importante que deberíamos de destacar fue la construcción del primer templo. Él fue el elegido para dirigir las obras de la casa de Dios aquí en la tierra y esto es lo que más me sorprende de todo, el Creador del universo dejando que los hombres, pequeños como hormigas, le construyan un templo donde habitó y se relacionó con su pueblo.
 
¿Qué casa se le construye al Dios Eterno? ¿Dónde metes al Omnipresente que se pasea libre por el universo? ¿Con qué decoración sorprendes a Aquel que ha creado cada detalle de la belleza de la hermosa creación? Esta escena es extraña y difícil de entender; el hombre pecador creando un templo para tener un lugar donde poder encontrarse y tener relación con el Dios tres veces Santo. Toda esta extraña situación es simplemente una sombra que apunta y revela varias verdades gloriosas.
 
El templo de Salomón nos recuerda y resume todo el plan de redención de Dios. Al principio de los tiempos vemos que Dios habitaba en su creación junto al primer matrimonio. Debido a la consecuencia del pecado, los seres humanos fuimos expulsados del huerto del Edén. Pero Dios, que es grande en misericordia, decidió relacionarse con su pueblo a través del tabernáculo. Después lo hizo con el Templo de Salomón, siglos más tarde decidió venir a este mundo a través de la persona de Jesús, ahora en este tiempo habita en el templo de nuestros corazones y finalmente tenemos la esperanza de regresar al paraíso donde Dios habitará por toda la eternidad con su pueblo.