2º Crónicas 30:9

2º Crónicas 30:9 “El Señor, vuestro Dios, es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si vosotros os volvéis a él”.
 
El rey Ezequías reunió a todo el pueblo para recordarles que Dios es fiel a cada uno de sus pactos y sus promesas. Su carácter es inmutable, por eso a pesar de la rebeldía y los pecados de Israel, Dios continuaba siendo clemente y misericordioso. La responsabilidad principal de todos los judíos era volverse en arrepentimiento hacia el Señor, esa es la clave y el primer paso hacia la restauración.
 
No somos conscientes de la inmensa paciencia que tiene el Señor diariamente con cada uno de nosotros. Dios, a pesar de ver cómo nuestro corazón se enreda en el pecado y persigue a muchos de los ídolos de este mundo, continúa amándonos con gran misericordia. Lo que debemos hacer cada vez que fallemos y pequemos contra el Señor es volvernos hacía Él con un verdadero arrepentimiento. Sólo de esta forma podremos sentir su presencia y seguiremos contemplando su rostro.
 
A pesar de conocer la gran misericordia que Dios tiene para con su pueblo y cada uno de sus hijos, ninguno de nosotros podemos jugar o abusar de su paciencia, su amor y su gracia. No olvidemos que el pecado es lo que siempre nos aleja de la presencia de Dios, el pecado es lo que nos ciega y nos impide contemplar el rostro del Señor y escuchar su dulce voz. Cada vez que sepas o sientas que le estás fallando a Dios, trata de vencer a tu orgullo y al igual que el hijo pródigo, vuélvete corriendo hacia los brazos de tu padre y disfruta de su hermosa misericordia para con tu vida.