2º Crónicas 4:19

2º Crónicas 4:19 “Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, el altar de oro, y las mesas sobre las que se ponían los panes de la proposición”.
 
El Templo de Salomón no solo contaba con muchos detalles en su construcción, también estaba equipado con diferentes muebles y utensilios, los cuales tenían una función y representaban algo. Para el templo no podían buscar muebles de segunda mano que estuvieran en buen estado ni tampoco servían los de Ikea. Cada uno de los muebles fue construido de materiales y con unas medidas específicas ya que absolutamente todo en el templo tenía un propósito y una simbología que revelaba algo sobre Dios y apuntaba hacía la maravillosa persona de Cristo.
 
Por ejemplo, el altar era donde se realizaban los sacrificios, en esta parte se derramaba la sangre del animal inocente que ocupaba el lugar del pecador. Todo esto nos recuerda que era imprescindible y necesario que alguien ocupara nuestro lugar para que pudiéramos tener paz y relación con el Dios tres veces Santo. De esta manera podríamos ir explicando uno a uno los detalles de todos los muebles y los utensilios que se encontraban en el interior del templo. Al igual que en cada uno de nuestros hogares, el templo contaba con muchísimas cosas, pero algo realmente curioso e interesante es que no había sillas.
 
Los sacerdotes que eran los que trabajaban y servían en el templo debían ministrar al Señor de pie ya que ellos eran siervos y estaban delante de la presencia de Dios. Las personas que acudían al templo tampoco se sentaban como si fuesen espectadores del cine o del teatro. Al templo se acudía para ofrecer sacrificios, orar y escuchar la Palabra de Dios. El único trono que existía era para Dios el cual es digno de recibir la alabanza y la adoración de su pueblo.
De la misma manera, en el universo sólo existe un trono y en él está sentado el Señor. Dios es supremo y excelso, no hay nadie como Él y todo lo creado se postra ante su hermosura y santidad.