2º Reyes 16:3

2º Reyes 16:3 “siguió los pasos de los reyes de Israel, y llegó incluso a quemar a su hijo en sacrificio, según las practicas abominables de las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas”.

El rey Acaz realizó cosas terribles ante la atenta mirada del Señor, pero quizás una de las más despiadadas fue sacrificar a su propio hijo como una de las prácticas que realizaban las naciones paganas. Todo esto sucedió porque Acaz se equivocó en tres cosas.  Primero descuidó su relación con Dios dándole la espalda al verdadero protagonista, segundo cambió la compañía del Dios tres veces Santo por la de los malvados y tercero se dejó influenciar por las practicas pecaminosas de su generación.

Cuando damos estos tres pasos vamos camino hacía el precipicio de la locura. Lamentablemente son muchas las personas e incluso los creyentes que actúan y viven de la misma manera que Acaz. Olvidan a Dios, caminan con necios y practican el pecado de este mundo. Puede sonar realmente increíble que alguien esté dispuesto a quemar a su propio hijo, pero si te paras a pensar, cada día en nuestro país muchos niños mueren asesinados en los vientres de sus madres a través de la terrible práctica del aborto.

Cuando sacamos a Dios de la escena, la vida se convierte en un manicomio donde cada uno hace lo que quiere. Cuando eliminamos a Dios del mapa lo que sucede es que el pecado avanza y nos destruye porque la maldad del ser humano no tiene límites. Es urgente que regresemos a Dios y que tengamos muy presente su voluntad en nuestro corazón. Solo caminando en la ley del Señor seremos realmente felices en medio del caos de nuestro mundo.