2º Reyes 17:8 “y anduvieron en los estatutos de las naciones que el Señor había expulsado de delante de ellos, así como en los estatutos que hicieron los reyes de Israel”.
El pueblo de Israel en muchas ocasiones cambió la ley perfecta de Dios por la ley corrupta de los hombres. Dios deseaba cuidar, proteger y guiar a su pueblo a través de sus leyes y mandamientos, pero por el contrario, los israelitas una y otra vez terminaban abrazando las normas y los estatutos de las naciones paganas. Con el paso del tiempo ellos terminaban sufriendo consecuencias, perdiendo su identidad y lejos de la dulce presencia del Señor.
Nunca debemos olvidar que, aunque estamos y vivimos en este mundo, realmente no somos ciudadanos de este mundo. Nosotros los cristianos tenemos una patria celestial, contamos con un rey diferente y sobre todo tenemos una ley muy distinta a las leyes que se imponen en nuestra sociedad. Sabemos que la palabra de Dios nos exhorta y nos anima a orar y a someternos a nuestras autoridades, pero esto debemos hacerlo hasta el momento en el que nos exijan hacer algo que vaya en contra de la voluntad del Señor.
Nosotros los cristianos estamos llamados a obedecer a Dios antes que a los hombres. Tenemos que leer, estudiar, meditar y sobre todo obedecer la voluntad del Señor en todos los temas. Cuidemos y vigilemos constantemente nuestro corazón para que no terminemos abrazando las leyes, las filosofías y los consejos que este mundo nos ofrece. Dios desea guiar a su pueblo en medio del desierto de este mundo y Él siempre lo hace a través de su voluntad la cual siempre es buena, agradable y perfecta.