2º Samuel 18:33

2º Samuel 18:33 “Entonces el rey se turbó, subió a la sala que estaba encima de la puerta y lloró. Mientras subía, exclamaba: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar!”

Absalón fue un traidor, un hombre malvado y sin lugar a dudas el peor hijo de David. Al final de sus días la rebeldía de su corazón lo llevó hasta el sufrimiento y la destrucción. Este hombre anhelaba y aspiraba la corona y el trono de su padre, pero terminó bajo tierra muerto en una tumba. A pesar de ser un hijo despiadado y rebelde cuando David oyó la noticia se turbó y lloró muchísimo por el alma de su hijo.

El primer mandamiento de Dios nos pide a todos aquellos que aun somos hijos que HONREMOS a nuestros padres. Debemos ser muy conscientes que nuestros errores, malas decisiones y la rebeldía de nuestro corazón daña y afecta en gran manera la vida de nuestros padres. En ocasiones actuamos sin pensar en lo que sienten aquellos que nos aman y nos dieron la vida. Hay muchísimos padres que, al igual que David, están turbados y llorando por el alma de sus hijos.

No hay nada más terrible para unos padres cristianos que ver a sus hijos a los que aman caminando hacia el precipicio del infierno eterno. Si eres padre, te animo a que continúes doblando las rodillas delante del Señor y clamando cada día por la salvación de tus hijos. Si por el contrario eres hijo, te pido y te ruego que valores, cuides, honres y obedezcas el consejo de tus padres. Recuerda que la rebeldía siempre trae destrucción y la obediencia siempre trae bendición.