2º Samuel 19:28

2º Samuel 19:28 “Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte ante mi señor, el rey. Sin embargo, tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa”.

Mefi-boset nunca olvidó cuál era su condición y su identidad antes de ser recibido y aceptado por David. Él tenía muy presente que toda la descendencia de su padre era digna de muerte y que finalmente ocupó un lugar a la mesa del rey por pura gracia y misericordia.

De la misma manera, ninguno de nosotros podemos olvidar que somos descendientes de Adán y que merecíamos la muerte. Pero un día Cristo actuó como el rey David y extendió su gracia y su misericordia sobre nuestras vidas. Por medio del sacrificio de Cristo en la cruz del calvario podemos sentarnos a la mesa, y lo más importante, ser llamados hijos de Dios.

Jamás debemos olvidar quienes éramos y quienes somos. Recuerda cada día de tu vida de dónde te rescató el Señor y la obra tan maravillosa de restauración que esta realizando en tu interior. Hace muy poco éramos extranjeros y enemigos de Dios, pero ahora formamos parte de la gran familia de Cristo y tenemos a Dios como nuestro Padre. Aquellos que han sido sentados a la mesa disfrutarán de la cena junto a los tres miembros de la trinidad por toda la eternidad.