2º Samuel 20:28

2º Samuel 20:28 “Pero Amasa no se cuidó de la daga que Joab tenía en la mano, y este lo hirió con ella en la quinta costilla, de modo que se derramaron sus entrañas en tierra”.

En este capítulo se nos cuenta cómo Joab asesinó a Amasa para asegurarse la posición de autoridad sobre el ejército de Israel. Es realmente increíble ver todo lo que somos capaces de hacer para tratar de subir un peldaño más hacia la cima del poder. Este terrible asesinato nos muestra las profundidades a las que nos puede llevar la envidia y la ambición del egoísmo.

Nuestro corazón, cuando no está deleitándose en el Señor, está constantemente compitiendo. Cuando no tenemos clara nuestra identidad como hijos de Dios, nos llenamos de celos y de envidia. Incluso en uno de los mandamientos el Señor nos advierte de cuidarnos de la codicia. No debemos estar como los discípulos de Jesús luchando por ver quién será el mayor entre los demás; por el contrario, todos nosotros tenemos un hermoso llamado hacia el servicio.
Dios, el más grande y el Todopoderoso, decidió hacerse hombre en la persona de Jesús y vino a este mundo no para ser servido sino para servir.

En el reino de Dios el camino hacía arriba se realiza de rodillas. El más grande es aquel que está dispuesto a servir con amor y humildad. No busques fama, posición o reconocimiento, más bien busca servir en todo lo que puedas. Huye del egoísmo, de los celos, de la envidia y de la codicia que con sutileza atrapan y destruyen tu alma. Contempla e imita el ejemplo de Cristo y jamás olvides que eres hijo de Dios.