Daniel 6:10

Daniel 6:10 “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa; abrió las ventanas de su habitación que daban a Jerusalén, y tres veces al día se arrodillaba y oraba a su Dios, dándole gracias como solía hacerlo antes”.

Daniel experimentó la presión y la persecución en Babilonia en muchos momentos. En cierta ocasión realizaron una conspiración contra él con la intención de lanzarlo al foso de los leones por su fidelidad a Dios. Un grupo de gobernadores, por celos y envidia, trataban de acusar a Daniel, pero no encontraban errores en su manera de vivir. Por ese motivo, decidieron realizar un edicto en contra de aquellos que adoraran a otro dios diferente. Los que hicieran eso serían arrojados al foso de los leones.

Lo sorprendente es que en el momento que ese edicto se aprobó, lo primero que hizo Daniel, como cada día, fue orar y adorar a Dios. Además, en vez de hacerlo a escondidas o en privado, se nos dice en la historia que Daniel abrió las ventanas de su cuarto. Este hombre tenía cosas, realmente valiosas que todos debemos de imitar. Daniel era alguien ejemplar, nadie pudo señalar pecados o errores en su vida, él era una persona íntegra, valiente y fiel a sus convicciones. Daniel hizo ese día simplemente, lo que hacía todos los días. Él tenía su mirada y su confianza plenamente en el Señor y Dios en el momento más complicado lo guardó, lo protegió y finalmente lo exaltó.

En medio de los tiempos y de la sociedad en la que nos encontramos debemos tener un corazón como el de Daniel. Es importante y muy necesario que los cristianos seamos luz y sal en medio de este mundo. Nuestro ejemplo y estilo de vida deberían de brillar en medio de la oscuridad. Con el paso del tiempo seremos cada vez más presionados, por ese motivo tenemos que ser valientes, estar dispuestos a defender nuestra fe y en los momentos difíciles confiar siempre en el Dios soberano que tiene nuestras vidas en sus manos.