Deuteronomio 9:7

“Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová” Deuteronomio 9:7

El pueblo de Israel fue rebelde, desagradecido y obstinado desde que salió de Egipto hasta que entraron en la tierra prometida. Cualquiera de nosotros los hubiera abandonado en la cuneta, pero Dios es paciente y misericordioso para con su pueblo. Él hizo un pacto y decidió no volverse atrás, aunque los israelitas provocaron a ira al Señor constantemente por el desierto.

De la misma manera cada uno de nosotros que hemos sido rescatados por la gracia del Señor a lo largo de nuestras vidas continuamos desobedeciendo, siendo infieles y fallándole constantemente a Dios. Qué increíble y maravilloso saber que el Señor no nos paga según nuestras obras o nuestras actitudes. Todos en diferentes momentos nos hemos olvidado de nuestro Padre Celestial, hemos dudado de su existencia o de su bondad. En muchas ocasiones nos hemos quejado e incluso le somos infieles adorando a otros ídolos que se levantan en nuestros corazones, pero Dios, que es inmutable, ha decidido amarnos, cuidarnos y llevarnos hasta el final.

Qué alivio y qué gran noticia saber que nuestra salvación en última instancia no depende de nosotros. De ser así, hace mucho tiempo la hubiéramos perdido. Estamos completamente seguros en las manos de aquel que nos amó con un amor eterno. Dios te ha elegido, te ha buscado, llamado, salvado, restaurado y en estos momentos te carga con su paciencia y misericordia hasta que dentro de poco puedas llegar a sus brazos.